FICHA
TÉCNICA

  • Nombre: Redención.
  • Autor y cronología: Mariano Benlliure Gil, 1931.
  • Ubicación de la obra: Museo de Semana Santa.
  • Técnica y materiales: grupo compuesto por tres imágenes talladas en madera de tilo y caoba patinadas con color, y en ciertas zonas puntuales, aplicados aparejos.
  • Medidas: 200 cm, 180 cm y 60 cm.
  • Peso: 1300 kilos
  • Cargadores: 40

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HISTORIA

El proyecto de incorporación de este paso fue sin duda uno de los más ambiciosos y conflictivos que tuvo que afrontar la Congregación. Ambicioso porque su coste económico fue elevado, y conflictivo por el enfrentamiento que desde 1926 hasta 1931 mantuvo la cofradía con la entonces Junta de Fomento. La construcción del grupo Redención se debe en gran parte a D. Jacinto González Justel, pues él fue quien trató con Mariano Benlliure la posibilidad de hacer un paso para la Semana Santa de Zamora. Aunque la idea ya se había propuesto con anterioridad, fue en la sesión de 16 de mayo de 1926 cuando se informa de la carta que el escultor había remitido a Jacinto González en relación con el nuevo paso de La Conducción al Calvario que habría de sustituir al Jesús. La directiva entonces no to­mó acuerdo por desconocer el coste de la obra y la disposición de fondos para afrontarlo. Días después se aceptaba la propuesta de la Junta de Fomento de ofrecer a D. Mariano Benlliure veinte mil pese­tas por la construcción del nuevo paso. En carta remitida y leía en la junta extraordinaria de 16 de junio el escultor aceptaba el ofrecimien­to, aunque manifestaba su deseo de elevar la cantidad dada la im­portancia de la obra. No obstante el ofrecimiento hay que advertir que la Junta de Fomento no disponía de esta suma, si bien esperaba poder conseguirla una vez se atendiesen los gastos de la organiza­ción de la Cofradía de Nuestra Madre de las Angustias y último pago de La Sentencia. Por ello la directiva acordó, con el fin de responder rápidamente al escultor, buscar cincuenta personas que respondiendo con quinientas pesetas cada una cubriesen las 25.000 pesetas que costaría el grupo. Allí mismo algunos de los asistentes manifestaron su compromiso y se acordó nombrar una comisión para recabar los apoyos restantes.

El proyecto tomaría un giro inesperado pues reunida la cofradía en asamblea general el 25 de julio se acuerda iniciar una suscripción en solitario, alegando no haber aceptado la Junta de Fomento las propo­siciones hechas por la comisión nombrada al efecto. Es más se acuer­da también retirar la representación en la Junta de Fomento. La grave­dad de estas decisiones, acordadas con escasa asistencia de hermanos, motivó la convocatoria de una asamblea general extraordi­naria el 1 de agosto para dar cuenta de las gestiones llevadas a cabo con el Sr. Benlliure y nombrar comisiones para los trabajos nece­sarios. Sin embargo, esta junta y las siguientes no fueron sino infor­mativas, aunque los contenidos de las actas evidencian la tensión creada por la construcción del nuevo paso. Tensión que en la sesión de 22 de octubre lleva al secretario a presentar su dimisión ante el re­proche de un hermano que creía existía interés en parte de la jun­ta de la Cofradía en no colaborar con la de Fomento. Fuese por problemas personales o no lo cierto es que el proyecto se paralizó, y las relaciones con la Junta de Fomento se rompieron. No obstante, el nombramiento de Jacinto González para el cargo de secretario en abril de 1927 reavivó el proyecto. El mismo en sesión de 1 de mayo da cuenta de nuevas gestiones realizadas al respecto, acordándose ini­ciar una suscripción pública para reunir fondos. Sabemos que en abril el escultor había estado en Zamora posiblemente invitado por D. Jacinto y había manifestado que el paso estaría terminado para la Semana Santa próxima.

La cofradía estaba resuelta a afrontar en solitario el proyecto, toda vez que se acuerda independizarse de la Junta de Fomento para to­do lo que signifique incremento o esplendor de sus procesiones. El asunto trascendió hasta el punto que en agosto se leyó una carta del alcalde encareciendo su participación en una junta para el fomento de las ferias y la Semana Santa. En febrero de 1928 la Junta de Fomento solicita de la cofradía nombre un representante y aunque se accede a ello y se nombra a Jacinto González, su no com­parecencia pone de manifiesto que las diferencias continuaban. Todavía en junta de 7 de abril de 1930 no se nombra representante por no estar contemplado en el orden del día; y cuando el 21 se in­cluye se vota dejar en perspectiva este nombramiento para si se constituyera una nueva junta o después de haber entrado en po­sesión del paso del escultor Bertlliure. Sobre el estado del nuevo paso en esta última sesión se leyeron dos cartas del escultor en las que anunciaba a la cofradía que el grupo se estrenaría con seguridad el próximo año. La directiva acordó en reconocimiento a sus atenciones y desinterés nombrarle hermano honorario, nombramiento que le llevó en mano a Madrid una comisión, que de paso aprovecha­ría para conocer de boca del propio escultor su estilo y medidas exac­tas. Sorprende que sin estar siquiera iniciado el paso se le nombrase hermano honorario, a no ser que se tratase de una argucia para ase­gurar su construcción. En septiembre se recibieron nuevas noticias de Benlliure reafirmando su compromiso y dando cuenta del proyecto de la mesa, cuyo coste aproximado sería de diez mil pesetas. En cartas posteriores el escultor adelantaba detalles y apremiaba a la cofradía a tomar una decisión; decisión que finalmente se adoptó en junta de 1 de octubre, acordándose telegrafiar al secretario que estaba en Madrid para que así lo hiciese saber al artista.

Quedaba el espinoso asunto del dinero, del que nada dicen las ac­tas, aunque no debía estar iesuelto, ya que el hermano Gonzalo Rubio propuso nombrar una comisión para visitar a la Diputación y Ayuntamiento, a fin de que dichas corporaciones encabezasen la sus­cripción con una fuerte suma, así como a los firmantes del documen­to de compromiso. A la hora de recabar el dinero hubo problemas, pues algunos firmantes, pocos, se volvieron atrás; otros no quisieron entregar las quinientas pesetas convenidas, sino una cantidad y garan­tizar el pago del resto. Ante la imposibilidad de unificar criterios se acordó que cada firmante se suscribiese por la cantidad mayor posible y garantizase la entrega restante. En enero de 1931 a petición del es­cultor se autorizaba un ingreso de cuatro mil pesetas a cuenta para indemnizarle de los trabajos realizados hasta la fecha. En el in­mediato mes de febrero se volvió a tratar el polémico asunto de nom­brar representante en la Junta de Fomento. La presión del alcalde y la condición de que aquella no se reorganizaría sin la presencia de la Cofradía de jesús Nazareno, forzó el nombramiento de Jacinto González. El 20 de marzo la junta autorizaba el traslado desde Madrid del paso que el escultor había titulado «El Redentor camino del Gólgota». Días después, el 31 de marzo, martes santo, llegaba a la ciu­dad y quedaba expuesto en el Museo Provincial de Bellas Artes don­de en presencia del autor fue bendecido por el obispo Arce Orchotorena. Aunque nada dicen las actas el nuevo paso, bautizado definitivamente con el alegórico nombre de Redención, se coloca en la procesión del viernes santo, que contempla su autor, detrás de La Caída.

La culminación de este proyecto no pudo resultar mejor, toda vez que el artista cobró en el plazo convenido, y en junio de 1931 se pu­do repartir el sobrante de la suscripción entre los que en su día se comprometieron a entregar las quinientas pesetas. La directiva entran­te en 1932 tan sólo hubo de preocuparse de dotar de ruedas al paso, ya que así lo aconsejaba la experiencia de su primera salida, tanto por el negativo impacto estético de los varales exteriores, como posible­mente por su elevado peso.

Redención es sin lugar a dudas la mejor obra que tiene la Cofradía de Jesús Nazareno. Este paso, pese a desentonar con la pobre imagi­nería provinciana, tuvo una acogida favorable y ha sido ponderado como una de las mejores obras procesionales realizadas por Mariano Benlliure. Su estética no es la tradicional de la imaginería, habida cuenta que se aleja y mucho del estereotipo barroco o romántico. Benlliure concibió el paso con tres imágenes: Jesús, de porte atlético y con la mirada puesta en el cielo, camina con naturalidad sin que pa­rezca le pese la cruz, a la que se ase Simón de Cirene apoyando su mentón, y en el suelo abatida por el dolor María Magdalena. Las figu­ras están talladas a tamaño natural en madera de tilo de Cuba y pati­nadas al aceite; van colocadas sobre una mesa de caoba en su color, tallada por Juan García Talens según diseño del propio Mariano Benlliure. Sus relieves, de gran resalte y expresividad, representan las obras de misericordia y virtudes teologales, motivo anteriormente em­pleado por el artista en la tumba de la condesa de San Julián de Lorca.