Desconocemos el origen y la autoría de las primeras imágenes que tuvo la cofradía, Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad, ambas posiblemente heredadas de la extinta Congregación de Nazarenos. Estas modestas figuras y las que años después se incorporaron a su patrimonio no eran piezas artísticas singulares. Hoy el conjunto de grupos constituye una suma dispar de imaginería en su mayor parte contemporánea. El único ejemplo anterior al siglo XIX, el manierista grupo de la Agonía (s. XVII), no es propiedad de la cofradía y no se concibió como paso procesional. Cuenta la Congregación con cuatro obras de Ramón Álvarez: dos de sus mejores pasos, la Caída y la Crucifixión, y otras dos excelentes imágenes, la Verónica y la Virgen de la Soledad. De gusto del siglo XIX lo son también los mediocres Camino del Calvario, la Desnudez y la Elevación. El resto, las Tres Marías y San Juan y Jesús Nazareno son aportaciones recientes sin mérito especial. Pero sin duda la pieza de mayor valor artístico que conserva es Redención, la obra de imaginería procesional más ponderada de cuantas hizo Mariano Benlliure.